martes, 30 de diciembre de 2008

Malditas guardias de vacaciones



Hay días que simplemente deberían de omitirse de la lista de cosas por vivir. Hoy es uno de esos, al menos hasta ahorita. La misma rutina de todos los días, estar encerrado en un sótano helado, aquí todo parece más lento, no hay absolutamente nada qué hacer.

Tengo pocas opciones de entretenimiento: el internet, un par de flashes de estudio (sin estudio ni modelos), dos cámaras, unos cuantos lentes y una tele que solo capta canales locales con programación idiota, pero nunca tanto como sus conductores.

Por eso se me va el día en ver fotos viejas, recordar momentos olvidados, sonrisas, ojos, guiños, labios, no puedo hilarlo todo y crear una persona, solo son fragmentos disperos incompatibles.

Afortunadamente todo terminará en unos cuantos días, esta sala de prensa se volverá a poblar de ruidos estridentes de puertas que abren y cierran sus hojas a perpetuidad, las teclas de las computadoras portátiles crujirán de nuevo bajo las garras de unos redactores obsesivos y los telefonos enlazarán a los lectores de noticias con sus reporteros y a estos con los equipos de grabación, y un halo de vida cubrirá de nuevo este cementerio de ideas no natas.

No queda más que escuchar una buena canción de Delgadillo:

De las tardes

Hace ya algunas semanas 
que me llevan las mañanas 
desifrarte en tu mirada y en tu voz 
que nunca eh sabido cuanto me has contado y cuanto no 
cuanto solamente lo imagino yo. 

Cuanto tien de ser sierto el paso a tus parques abiertos 
y a las frescas sombras de tu pabellon 
luego todo lo responderia esa tarde que me des 
aun que solamente sea por una vez. 

Entre amores y distancias 
de entro sueños sin sustancias 
y entre todo lo que no ah llegado a ser. 

Si me dieras una tarde para conversar mejor 
desdibujando la ropas con que vistes tu rumon 
podria mirarme en tus ojos si te asomas hasta a mi 
si te dieras una tarde, una tarde por aqui. 

Si te tubiera una tarde 
para avrevarme en la voz murmurante de tus fuentes 
una tarede para dos, una tarde para siempre 
por las tardes que no estas, por las tardes que no han sido 
y por las que ya no te vas. 

Una tarde solamente de tu vida 
tan solo un instante de tu juventud 
unas horas de tus horas y salidas 
al quisas de un mutuo encuentro 
que logremos ver adentro uno del otro 
un quisas que tu volvieras realidad. 

Una tarde que me dieras 
cualquier tarde de este mes 
para tardarme intentando 
llevarte una y otra vez 
aplocando con mis labios 
en tus labios de cancion 
la balada del encuentro 
del verano con la flor. 

Quien te tubiera una tarde 
para andarte, recorrer 
las veredas, los atajos 
en los campos de tu piel 
recorriendo amante, valles, lomas 
cauces de agua y flor 
conquistando tus llanuras 
toda una puesta de sol 

Solo dame algun tarde 
y yo me vuelvo una cancion en tus labios. 

Procurando y sorprendiendo 
por todo el atardeser 
tu sonrrisa mas bonita 
si te dejas conocer. 

miércoles, 12 de noviembre de 2008

La Luna


Con esta luna hasta parece que seguimos en octubre...


La Luna

La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía
Un pedazo de luna en el bolsillo
es el mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.

Texto: Jaime Sabines
Foto: Cristóbal Martínez

lunes, 1 de septiembre de 2008

Con dos camas vacías

Con Dos Camas Vacías

Ni tú bordas pañuelos, ni yo rompo contratos.
Ni yo mato por celos, ni tú mueres por mí.
Y antes de que me quieras como se quiere a un gato,
me largo con cualquiera que se parezca a ti.

De par en par te abro las puertas que me cierras.
Me cuentan que el olvido no te sienta tan mal.
La paz que has elegido es peor que mi guerra.
Lo que pudo haber sido... . lo que nunca será.

Que en cambio nunca supe ir a favor del viento,
que muerde las esquinas de esta ciudad impía.
Pobre aprendiz de brujo que escucha el firmamento,
desde un hotel de lujo, con dos camas vacías.


¿Quién hará mi trabajo debajo de tu falda?.
La boca que era mía ¿de qué boca será?
El roto de tu ombligo ya no me da la espalda,
cuando pierdo contigo las ganas de ganar.


Como pago al contado, nunca me falta un beso.
Siempre que me confieso, me doy la absolución.
Ya no cierro los bares, ni hago tantos excesos.
Cada vez son más tristes las canciones de amor.


Aunque nunca me cayo, guardo un par de secretos.
Lo digo de hombre a hombre, de mujer a mujer.
Ni me caso con nadie, ni me pongo amuletos.
Por no tener, no tengo ni edad de merecer.


Maldita sea la tinta que empapa mis papeles.
Maldita la tercera persona del plural.
Las uñas que se clavan, ahí, donde más duele,
si se te corre el rimel, cuando me haces llorar.



Texto: Joaquín Sabina

Foto: Henri Cartier-Bresson

lunes, 25 de agosto de 2008

De secuestros, marchas y páginas en blanco



El secuestro y asesinato del hijo de un empresario hace unas semanas, el resurgimiento de la familia de otra joven secuestrada, y el aumento en los índices nacionales de violencia ha desencadenado en una serie de movimientos de resistencia ciudadan.

En la capital de la república se convoca para este 30 de agosto a una marcha contra el secuestro denominada "Iluminemos México", en la cual participarán diversas organizaciones que, tomando el blanco como insignia, proyectan saturar las principales avenidas de la ciudad como muestra de inconformidad con el trabajo realizado por las autoridades.

Dicha convocatoria ha hecho eco en otras ciudades de´nuestro país, de tal forma que, a la misma hora, estarán partiendo marchas similares, y bajo el mismo nombre, en Monterrey y Guadalajara. La convocatoria, al menos en Monterrey, se realizo vía electrónica en comunidades virtuales como Facebook y MySpace y se espera igualmente la asistencia de un importante número de personas.

Por otro lado, el día de hoy en los diarios nacionales se insertaron cuatro páginas en blanco, pagadas por la organización civil "México Unido Contra la Delincuencia" cada una con un pequeño párrafo al centro. Claramente recuerdan aquellas páginas negras con la leyenda "¿Por qué?", que cierto diario capitalino utilizara como forma de protesta por las matanzas estudiantiles en los años 60's y 70's.

No dudo que las intenciones sean buenas, sin embargo, una duda flota en mi mente mientras leo cada una de las convocatorios de movilización ciudadana que han caído en mis manos: ¿realmente tendrán un impacto significativo en nuestros gobernantes, o quedarán acaso en meros despliegues mediáticos populistas, como aquellas marchas convocadas por los partidos políticos cada cierto tiempo?

La respuesta no la tengo, y creo que en este momento es difícil predecir lo que sucederá. Ya hace un par de años se realizó en Monterrey una marcha denominada "Marcha por la paz y la no violencia", en ese momento aún no veíamos siquiera la punta de un iceberg que seguimos sin conocer por completo. Dicha movilización encabezada por organizaciones religiosas, tal parece que en vez de rendir fruto, solamente consumió rollos de videotape y papel, así como tiempo aire en radio, televisión y prensa, sin lograr su cometido.

Esperemos que esta vez nuestras autoridades tomen en cuenta la protesta, pero también que aquellos que protestan no lo hagan una vez al año, o cada vez que el hijo de un empresario muere, que lo hagan todo el tiempo, en todo lugar, pues la protesta noes más que el reflejo sensible del sentimiento de insegurida e insatisfacción de una sociedad en crecimiento.
foto:Diego Navarro/flickr.com

martes, 12 de agosto de 2008

Noche de Pléyades

Si me dijeran pide un deseo, preferiría un rabo de nube,un torbellino en el suelo y una gran ira que sube.
Un barredor de tristezas, un aguacero en venganza, que cuando escampe parezca nuestra esperanza. (Rabo de nube, Silvio Rodríguez)

Ayer fue noche de Pléyades, esas estrellas que danza cada cierto tiempo en el cielo y parecen caer a la tierra.

De niño, mi madre y mi abuela me decían que cada vez que viera, por suerte o casualidad, una estrella fugaz debía pedir un deseo. Confieso que no soy bueno en eso, pero con tantas oportunidades que tuve ayer, creo que alguna debió de funcionar. El problema de desear es que nunca sabe qué pedir, o peor aún, ¿qué tal si lo que pides se cumple?, ¿y si no es lo mejor para ti?. Por eso apoyo a don Silvio, y pido un rabo de nube, una simpleza que llegue a mi día y me lleve a donde sea, pido quizás un silencio de muerte, una noche sin luna, un día sin sol, un viento que no fluya eternamente por el mundo, una ilusión que se cumpla de pronto, un vidrio que se rompa al estrépito de un beso que estalla en medio de la noche, unos labios de miel, unos puños de hiel, una escalera.

No pido nada, tan solo pido un sueño.

lunes, 4 de agosto de 2008

Vamos a darles de qué hablar

Vamos a darles de qué hablar,
vamos a ser el chisme de los martes,
el rumor de la viejas por la calle


vamos a darles de qué hablar
pues las guerras y los muertos
ya no causan revuelo


Seamos la conversación del café,
el susurro en la función de cine,
la noticia del diario amarillista,


sigamos juntos,
que no te importe, amor,
que ayer hayamos muerto

jueves, 31 de julio de 2008

Conversación casual

- Amor, tengo que decirte algo...
- sí, dime
- estoy embarazada...
- ¿de quién?
- de ti
- bueno, pero es que yo no estoy preparado para ser padre y pues, tu sabes que la situación no está muy bien y...
- entonces, ¿qué pretendes que haga?
- no se, piérdelo
- no, mejor me voy con mi madre...

Ella da un paso al frente y se lanza al vacío. Él contempla su caída, recoge sus cosas y camina hacia su casa, al fin y al cabo se está haciendo tarde y aún hay asuntos por atender.

miércoles, 23 de julio de 2008

Encuentros y desencuentros

Llevo varios días pensando muy seriamente en porque ocurren los encuentros, a diario se presentan, vas por la calle y cruzas la mirada con alguien, vas al banco y alguien te atiende; en la escuela todos los días puedes encontrarte con un espécimen distinto de la raza humana o de cualquier otra.

En eso precisamente me hallaba ayer. Haciendo, como de costumbre, apuntes en mi pequeña libreta de taquigrafía (lo confieso, es un vicio difícil de erradicar) cuando el colectivo se detuvo en una esquina cualquiera de esta ciudad sin nombre. La puerta se abrió y entró por ella una mujer joven, de unos 19. Vestía pantalón de mezclilla deslavado, blusa blanca entallada y un chaleco gris de tela escolar ajustado a su cintura, al principio no me llamó mucho la atención, aunque es algo fuera de lo común que alguien como ella aborde el colectivo en ese lugar.

Fue entonces cuando noté algo entre sus manos, lo normal seria que trajera una bolsa de mano, uno mochila o algo por el estilo, sin embargo, solamente cargaba consigo un teléfono móvil color plata, un bolígrafo con publicidad de no se qué empresa y una libreta de taquigrafía, seguramente es secretaria pensé; pero unos instantes después, ya acomodada en su butaca, tomó su bolígrafo y comenzó a escribir. Desde mi asiento, una fila hacia atrás y en el pasillo de enfrente, podía ver con claridad lo que garabateaba sobre el papel, eran versos de autores conocidos, mezclados con pensamientos y apuntes sobre lo que había a su alrededor.

Es de noche, y su mirada viaja intermitentemente entre el cuaderno de notas y la ventana del sucio colectivo. A pesar de sus pequeños ojos se intuye observadora y perspicaz. Entre sus apuntes destacan olores, unas cuantas palabras y conceptos inconexos de la mano de versos de Sabines y Lorca entre otros que por desconocimiento no se decir suyos o de alguien más.

Mientras la observo escribir, y también tomó notas sobre lo que ella escribe, es extraño, siento como si estuviera reviviendo un momento pasado de mi vida. Un año atrás, yo comencé con esta fiebre de apuntar detalles sobre casi todo lo que me pasaba, que la fecha no ha pasado, y quizás yo mismo fui observado otras tantas veces por alguien más con la misma enfermedad que yo. Casi llega el momento de bajarme de aquí. De pronto ella voltea, nuestras miradas se cruzan y ella se da cuenta de que está siendo objeto de mi observación, no se inmuta, sonríe brevemente y vuelve a su cuaderno como si a su vez ella me observara a mí, tal vez soy el siguiente en su lista de apunte, ha recorrido a todos los pasajeros menos a mí, pues voy casi exactamente detrás de ella.

Por fin me levanto de mi butaca con la firme sensación de estar siendo observado, paso por delante de ella sólo por curiosidad, toco el timbre, el colectivo se detiene, la puerta se abre delante de mí mientras observo, siempre con el rabillo del ojo, el frenético garabateo de ella, desciendo, espero un poco en la esquina, ella voltea, sonríe y vuelve a su cuaderno.


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¿Cómo es un "gatonejo"?, ¿será a caso un gato con instintos reproductivos/alimenticios de conejo?

lunes, 7 de julio de 2008

Asuntos Pendientes

Tres de la mañana en punto, ya es lunes, y el tercer día consecutivo que despierto a la misma hora... el repentino insomnio durará unos veinte minutos (justo como las veces anteriores). El sueño también era parecido, al menos había entre ellos similitudes: la misma persona; aún no sé quién es ni qué desea, pero me está comenzando a desesperar.

Afuera llueve, no puedo salir a dar una vuelta como los días anteriores, además tengo que trabajar mañana temprano, por lo menos los episodios anteriores se dieron durante el fin de semana, me entretengo un rato viendo al techo, pero me aburre al poco, las imágenes confusas del sueño recién concluido vuelan por la habitación y entran de pronto a mi cabeza, con suficiente rapidez para solo crear un sólo fotograma, nunca una historia, una secuencia o al menos una escena, son sólo fotografías aisladas.

Una chica de mi edad, postrada en una cama con gente alrededor, entre los que observan, yo, se le ve feliz, habla de algo y todos prestamos atención; una calle de camellón amplio y arbolado, evidentemente no es Monterrey, quizás Guadalajara, por el paisaje y las placas de los autos, que por cierto son muchos, yo tomo una fotografía; continuación del anterior, estoy procesando la imagen en una lap top, sentado en la banca de una plaza cercana (lo intuyo por el ambiente, no lo sé de cierto), entre el gentío de la fotografía tomada, de nuevo ella, volteando hacia mí, su pelo vuela en dirección contraria frenado por la inercia.

Han pasado ya veinte minutos, esperaba estar dormido para este momento pero Morfeo se niega a complacer mis caprichos, afuera la lluvia sigue y mi vecina de enfrente discute con uno de sus muchos amantes ocasionales, quizás por un pago injusto. En mi habitación siguen rondando los espíritus de los recuerdos del sueño, entrando y saliendo, al azar y uno a uno, a mi cabeza y de ella sin quedarse más de lo que dura un instante, de seguir así en pocos días habré perdido la cordura, o tal vez la perdí hace tiempo y a tal grado que no he logrado darme cuenta de ello. Parpadeo un par de veces y ya estoy dormido, sin razón aparente.

Al cabo de unas horas me despierta el sonido de la televisión que ha encendido automáticamente una hora atrás, voy tarde, me arreglo apresuradamente preparo un café (negro y bien cargado, por favor), recojo mi cámara que he dejado sobre la mesa la noche anterior y salgo corriendo para alcanzar al taxi que habra de recogerme en el teatro cercano a mi casa. Recorro las calles con desgano mientras recuerdo los rasgos de aquella mujer que me persiguió por la noche, de vez en vez voy dando ojeadas (siempre breves sin por ello ser someras) al gentío que me rodea, buscando unos labios, un cabello, una mirada, cualquier cosa que me indique que se trata de ella, voy en el taxi, cámara en mano, retratando a quien se parece en algo a ella...

Al final del día no encuentro a nadie y me decido a olvidarla y volver a dormir...

De nuevo las tres de la mañana y la historia se repite... espero algún día salir de la espiral. algo me llama en el estudio, miro el retrato colgado a mi derecha, una foto en blanco y negro a 8 X 10 pulgadas, prueba de tiempos de una impresión mayor y ahí está, en mi pasado, no en mi futuro, solo hay un problema... la mujer de la foto no existe, son realmente tres, quizá cuatro, superpuestas por la mano del fotógrafo. La búsqueda sigue, y espero un día encontrarla y hablar con ella.

jueves, 3 de julio de 2008

Cuestión de vista

Hace cinco minutos entré en mi oficina, un pequeño cubículo compartido en el semi-sótano de un edificio del centro de la ciudad donde trabajamos, apoyados por una vieja y casi obsoleta computadora, dos fotógrafos, pero ese no es el punto de este relato.

Diez minutos atrás caminaba por la acera de enfrente del edificio, hurgando, como siempre, ya sea por diversión, morbo o curiosidad entre los rostros de la gente que me rodea, y fue justo ahí donde la vi; ella era una más entre el gentío, su mirada no me hubiese llamado la atención a no ser por esa pizca de infelicidad rara a su edad, unos 20 años, tiene la piel maltratada por la tierra y el sol, su hija en brazos, de unos tres años, viste en color rojo, y una tela que se aprecia es más antigua que la misma madre.

La seguí un corto trecho con la mirada y la perdí al poco, oculta entre la interminable hilera de personas que van y vienen alas distintas dependencias gubernamentales. No se quien sea, pero creo conozco su historia, es estudiante, sin duda alguien que le dedica un tiempo a la lectura por lo menos de los diarios, de no ser por eso no tendría el gesto inconforme de las personas que, por conocer lo que pasa en su entorno, van siempre molestas contra el sistema.


Su nombre debe ser algo común pero a la vez especial, tal vez se llame Silvia... no, no lo creo, más bien debe ser Rosa, y su hija quizá , Susana. Tienen poco en la ciudad, lo se porque aún se asombran con los grandes edificios y se asustan un poco ante la ferocidad de la estampida de automóviles que tienen frente a ellas, vienen de paso, a penas les entreguen el apoyo alimentario para la niña partirán con rumbo desconocido y volverán a la vida del campo, esa que siempre ha sido su rutina...

No importa mucho la verdad, son solo dos personas más, como muchas otras, ignoradas por la masa orgánica que serpentea por los arroyos de asfalto sin voltear a ver lo que la rodea... si mañana (o tal vez esta tarde) desaparecieran, nadie se daría por enterado.

lunes, 23 de junio de 2008

Imágenes a 1 sola voz

Ayer fui al teatro, es la segunda vez en tres días, y me topé con una propuesta sumamente interesante de instalación, performance y monólogo.
Todo ello pasaría inadvertido de no haber sido por una frase que llamó mi atención: ahora colecciono recuerdos... Y es cierto, no solo Isabel Piquer o Marco Antonio Vieyra (actriz y director/guionista del monólogo A-Mar en Fuga, respectivamente) lo hacen, creo que yo también.
Colecciono imágenes como si fueran mariposas, tomadas al vuelo con la red de la óptica y la electrónica, imágenes que luego yacen muertas en un archivero triste, en rollos interminables de película revelada con olor ácido y seco o en la frivolidad de un ordenador que ahora pretende escribir lo que pienso... sin embargo así funciona, y años depués frente a aquellas impresiones de plata y gelatina te precatas que son importantes y vuelves a vivir, o simplemente sigues viviendo de esas imágenes, en tu mundo, en tu espacio esteril y aislado de las demás realidades que te rodean...
no me importa lo que piensen, pues pienso seguir viviendo de la imágenes de mi pasado, al fin y al cabo ellas forjan cada paso que doy.

jueves, 22 de mayo de 2008

Desvaríos de un sábado por la mañana




Todos guardan silencio, nada es capaz de romperlo, la habitación vacía resulta imponente, y pensar que hace un momento hablaban de sus familias, del clima, de fútbol, y de todas las banalidades acostumbradas. Pero el protocolo fue roto en mil pedazos, en vez de invitarlos a pasar a la sala, ofrecerles de comer...


-¿Gusta usted un canapé?



-No, gracias, así estoy bien



-¿A caso un poco más de vino?



-Sí, por favor


Laura prefirió hacerlos entrar en un salón amplio y vacío, los invitó a sentarse en los cómodos asientos que se extendían frente a ellos. A penas tomaron asiento las luces bajaron de intensidad y una cinta comenzó a rodar en el proyector.

La película les habló de una vida, la de cada uno de ellos; del bien, del mal... en poco tiempo convirtío en girones sus más profundos y privados sentimientos. Tan repentina como comenzó, la proyección se detuvo. Sus secretos habían sido desvelados, ahora no hay nada de qeu hablar... no hay nadie, solo el silencio.