miércoles, 23 de julio de 2008

Encuentros y desencuentros

Llevo varios días pensando muy seriamente en porque ocurren los encuentros, a diario se presentan, vas por la calle y cruzas la mirada con alguien, vas al banco y alguien te atiende; en la escuela todos los días puedes encontrarte con un espécimen distinto de la raza humana o de cualquier otra.

En eso precisamente me hallaba ayer. Haciendo, como de costumbre, apuntes en mi pequeña libreta de taquigrafía (lo confieso, es un vicio difícil de erradicar) cuando el colectivo se detuvo en una esquina cualquiera de esta ciudad sin nombre. La puerta se abrió y entró por ella una mujer joven, de unos 19. Vestía pantalón de mezclilla deslavado, blusa blanca entallada y un chaleco gris de tela escolar ajustado a su cintura, al principio no me llamó mucho la atención, aunque es algo fuera de lo común que alguien como ella aborde el colectivo en ese lugar.

Fue entonces cuando noté algo entre sus manos, lo normal seria que trajera una bolsa de mano, uno mochila o algo por el estilo, sin embargo, solamente cargaba consigo un teléfono móvil color plata, un bolígrafo con publicidad de no se qué empresa y una libreta de taquigrafía, seguramente es secretaria pensé; pero unos instantes después, ya acomodada en su butaca, tomó su bolígrafo y comenzó a escribir. Desde mi asiento, una fila hacia atrás y en el pasillo de enfrente, podía ver con claridad lo que garabateaba sobre el papel, eran versos de autores conocidos, mezclados con pensamientos y apuntes sobre lo que había a su alrededor.

Es de noche, y su mirada viaja intermitentemente entre el cuaderno de notas y la ventana del sucio colectivo. A pesar de sus pequeños ojos se intuye observadora y perspicaz. Entre sus apuntes destacan olores, unas cuantas palabras y conceptos inconexos de la mano de versos de Sabines y Lorca entre otros que por desconocimiento no se decir suyos o de alguien más.

Mientras la observo escribir, y también tomó notas sobre lo que ella escribe, es extraño, siento como si estuviera reviviendo un momento pasado de mi vida. Un año atrás, yo comencé con esta fiebre de apuntar detalles sobre casi todo lo que me pasaba, que la fecha no ha pasado, y quizás yo mismo fui observado otras tantas veces por alguien más con la misma enfermedad que yo. Casi llega el momento de bajarme de aquí. De pronto ella voltea, nuestras miradas se cruzan y ella se da cuenta de que está siendo objeto de mi observación, no se inmuta, sonríe brevemente y vuelve a su cuaderno como si a su vez ella me observara a mí, tal vez soy el siguiente en su lista de apunte, ha recorrido a todos los pasajeros menos a mí, pues voy casi exactamente detrás de ella.

Por fin me levanto de mi butaca con la firme sensación de estar siendo observado, paso por delante de ella sólo por curiosidad, toco el timbre, el colectivo se detiene, la puerta se abre delante de mí mientras observo, siempre con el rabillo del ojo, el frenético garabateo de ella, desciendo, espero un poco en la esquina, ella voltea, sonríe y vuelve a su cuaderno.


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¿Cómo es un "gatonejo"?, ¿será a caso un gato con instintos reproductivos/alimenticios de conejo?

4 comentarios:

Liz López C. dijo...

Ya te he mostrado a los gatonejos...
y a pesar de tener un origen tan raro resultan graciosos y estériles.
jejeje
es una incógnita si es omnívoro ya que viene de un carnívoro y un herbívoro.

Liz López C. dijo...

publiqué adivina???
otra listaaaa
más comprensible pero más pendeja


ejem ejem

¿Puedes poner las fotos del Woodstock plaza en el facebook?
Andale.

Alejandra González dijo...

ya sube otra cosa tntisss

te kiero y asi .. pero pokito no te emociones .. mis fotos y las de la bkdaaa

Liz López C. dijo...

quedó rechulo su blog con los casetitos y todo